La granja de espaguetis

La historia de la televisión tiene momentos brillantes. Piezas culturales perfectas, consumadas, únicas, capaces de trazar curiosos derroteros en los circuitos de significación cotidiana. Funcionan porque las personas ―escribió Friedrich Nietzsche― a veces permiten que les mientan, porque sueñan y su sentido moral no hace nada por evitarlo. O quizás funcionan porque las personas simplemente son estúpidas.

Años antes y en la radio, Orson Welles había puesto en escena una versión gigantesca de esta proposición; fue el 30 de octubre de 1938, cuando emitió su versión de La guerra de los mundos de H. G. Wells por la CBS, adaptado en formato de noticiario, y muchos radioescuchas entraron en pánico y se parapetaron en el sótano con escopetas y latas de conserva. El pavor por la invasión extraterrestre duró varios días, y para muchos, todavía más.

El 1º de abril de 1957 se puso al aire, por televisión, una versión pequeña, sencilla y hermosa de esta misma premisa: permitir que te mientan y no hacer nada por evitarlo. Fue en el programa Panorama de la BBC, la televisión pública del Reino Unido; Panorama está al aire desde 1953 y contribuyó a definir ese género de periodismo televisivo conocido en inglés como current affairs. En tantas décadas hubo muchas buenas historias, pero ninguna tan buena como la del 1º de abril de 1957, April Fools’ Day, el día de los inocentes, el día de las bromas sonsas en muchos países del norte global.

El segmento duraba tres minutos. De riguroso blanco y negro ―ese blanco y negro que el tiempo envuelve de un gris legítimo, sobrio, más genuino e inocente que los colores de alta definición―, la historia seguía a una familia del cantón del Tesino suizo que cosechaba espaguetis en su granja de espaguetis; los espaguetis crecían de los árboles de espaguetis (colgaban de ellos, por supuesto). La familia los recogía y acomodaba con cuidado en una canasta. Luego terminaban en el plato de un restaurante.

En 1957 el consumo de espaguetis no estaba extendido en el Reino Unido. Fue sencillo que muchos británicos creyeran que los espaguetis crecen en árboles. Sin embargo hubo cientos de llamados al canal que avisaban que la historia no era cierta; otros llamaban lamentándose por la falsedad del segmento. También hubo cientos de llamados de personas que querían saber cómo plantar sus propios árboles de espaguetis en casa.

La idea fue de un camarógrafo vienés llamado Charles de Jaeger. Había ido a una escuela en Austria en la que los maestros reprendían a los alumnos diciéndoles que eran tan estúpidos que si les decían que los espaguetis crecían en árboles se lo creerían. La televisión demostró que aquellos maestros austríacos tenían razón.

Marcelo Pisarro Written by: